La comunidad de mercedarios en Mozambique vivió una emotiva celebración para conmemorar los 25 años de su presencia en este país.
Y nada mejor que celebrar esta fecha especial con el florecimiento de vocaciones mercedarias en tierras africanas y la emisión de votos solemnes de tres de los jóvenes que se forman en el Seminario San Pedro Nolasco, de Matola.
Dos motivos especiales para compartir la fe, la convivencia como hermanos y la oración por la continuación de la misión mercedaria que se inició hace 25 años en Mozambique.

Así se celebró la presencia de los mercedarios en Mozambique
Mozambique fue testigo de una auténtica fiesta de fe, esperanza y perseverancia misionera.
La Orden de la Bienaventurada Virgen María de la Merced celebró sus 25 años de presencia en tierras mozambiqueñas con una solemne Eucaristía presidida por el obispo Don Adriano Langa, quien en su momento fue el obispo auxiliar que acogió a los primeros padres mercedarios en el país.
En esta misa, en Xai-Xai, provincia de Gaza, tres jóvenes emitieron sus votos solemnes, acompañados de religiosos, fieles, laicos y autoridades eclesiales.
Se trata de Fray Fajil do Parruque, el Fray Alves Esteban y el Fray José Chilini, quienes de forma particular pronunciaron su “sí” definitivo al Señor dentro de la familia mercedaria, comprometiéndose a vivir la caridad redentora al servicio de los más pobres y oprimidos. La emoción fue palpable en cada momento y como símbolo de la vitalidad de la vocación religiosa en África.

La ceremonia estuvo también presidida por Fray José Juan Galve Ardid, Provincial Mercedario de Aragón; Fray Vicente Zamora, ecónomo de la Provincia Mercedaria de Aragón; Fray José Antonio Marzo y Fray Juan Carlos Cabrera, quienes hacen su trabajo pastoral en Mozambique, y Fray Domingo Lorenzo Mezquita, quien fue uno de los primeros misioneros en arribar a Mozambique para fundar las comunidades mercedarias, y varios sacerdotes más.
Todos ellos compartieron este momento fraterno junto a fieles de distintas regiones, incluso algunos que viajaron desde la provincia de Maputo, donde se encuentra otra comunidad de mercedarios en Mozambique.



Momento de compartir y de celebrar como familia mercedaria
Después de la misa comenzó un momento de convivencia que puso en evidencia la alegría desbordante de esta jornada.
Familiares de los nuevos profesos, religiosos de otras congregaciones y miembros de las parroquias locales compartieron música, danza y comida en un ambiente de verdadera fraternidad. “Fue una fiesta decorada con la alegría de los corazones”, comentaban los participantes.
En estos 25 años, la misión de los mercedarios en Mozambique ha echado raíces. Actualmente cuenta con dos comunidades: una en la provincia de Maputo y otra en Gaza. Desde allí, los religiosos desarrollan labores pastorales, educativas y de acompañamiento, especialmente en entornos empobrecidos y necesitados de liberación, fieles al carisma fundacional de redención de cautivos.
La presencia de estos hermanos, el testimonio de los primeros misioneros y la consagración de nuevos religiosos son una señal clara de que la vida consagrada sigue siendo signo de esperanza para la Iglesia y el mundo. En palabras de uno de los participantes: “Hoy, otro ramo ha brotado en este gran árbol que es la Orden de las Merced”.
Una jornada que deja un mensaje claro: la misión continúa, la esperanza no se detiene y el Evangelio sigue haciéndose carne en tierras africanas.




