Todo persona está determinada por su psicología. En la pareja aparecen dos psicologías que han de aunarse. Se toma la decisión de amarse mutuamente entregando la vida al otro. La pareja crece y se enriquece.

La persona debe vivir la vida aceptando la voluntad de Dios que, en ocasiones, nos pide que vayamos por donde no nos habíamos imaginado. Unirse al cónyuge implica haber aceptado hacer un proyecto de vida en común, entre los dos.