Tres lecciones de la Vigilia de Pentecostés para recordar siempre

La Vigilia de Pentecostés es una de las fiestas litúrgicas más esperadas por los católicos y en nuestra comunidad parroquial se ha vivido con gozo y plenitud.

Ocurrió el sábado 7 de junio, a las 21.00h. rodeados de la alegría, entusiasmo y solidaridad de los feligreses que han aportado su grano de arena para hacerla realidad.

Algunos dedicados al canto, otros en la preparación de los símbolos y unos más en las lecturas, pero todos con el mismo objetivo: participar con fe en la fiesta de Pentecostés.

Te compartimos hoy algunas de las reflexiones que se mencionaron durante esta velada.

Símbolo de los dones del ESpíritu Santo, imprescindibles en la Vigilia de Pentecostés.
Símbolo de los dones del ESpíritu Santo, imprescindibles en la Vigilia de Pentecostés.

1. ¿Por qué la Vigilia de Pentecostés es una noche especial?

Celebrar la fiesta de Pentecostés tiene un sentido para los cristianos y el padre Vicente Zamora, párroco de Mare de Déu de la Mercè, lo recordó en una reflexión durante esta noche:

“No es una noche más. Pentecostés no es un recuerdo, es un acontecimiento. El Espíritu Santo no es un adorno de la fe, es el alma de la fe. Estamos aquí porque el mismo Dios quiere venir hoy, aquí, ahora y entre nosotros. Sin Él la fe se vuelve fría”.

También destacó que la venida del Espíritu Santo no es sólo un momento histórico, sino la gran revolución del corazón, es el día en que Dios entra en nuestro ser para moverse desde dentro.

  • Él es el que nos da palabra cuando no sabemos qué decir.
  • Él es el que sostiene la fe cuando flaquea.
  • Él es el que da paz en medio de la tormenta.
  • Él es el que enciende el amor cuando parece apagado.
Vigilia de Pentecostés en nuestra parroquia mercedaria de Lleida.
Vigilia de Pentecostés en nuestra parroquia mercedaria de Lleida.

2. ¿En verdad hace falta la presencia del Espíritu Santo?

Cuando miramos a nuestro alrededor y vemos las noticias o ciertas situaciones en nuestras familias, trabajo o sociedad podremos encontrar la respuesta.

Claro que sí necesitamos hoy en día al Espíritu Santo en nuestras vidas.

Sólo el Espíritu puede romper esas confusiones y regalarnos la unidad verdadera en un mundo con múltiples divisiones, enfrentamientos, orgullos y gritos que no se entienden.

“¡Cuántos huesos secos hay en nuestras vidas y nuestra Iglesia! ¡Cuántas áreas de nuestra vida que hemos dado por perdidas! ¡Cuántas personas de las que ya no esperamos nada! ¡Cuántos sueños hemos enterrado! Y el Espíritu viene esta noche como en la visión de Ezequiel a decirnos: «Levántate, vive, soplo vida en ti». Y Jesús grita como aquella vez: «El que tenga sed, que venga a mí».

«No importa cuántas veces hayamos fallado, ni cuán cansados estemos. Tampoco importa el pasado. Si hay sed, hay agua. Si hay deseo, hay Espíritu”, ha mencionado nuestro párroco.

Durante la Vigilia de Pentecostés, (y también tú que estás leyendo esta reflexión puedes repetirlo con fe) la comunidad mercedaria de Lleida aclamó a la tercera persona de la Santísima Trinidad:

Ven Espíritu Santo sobre los matrimonios cansados

Ven Espíritu Santo sobre los jóvenes confundidos

Ven Espíritu Santo sobre los que han perdido la fe

Ven Espíritu Santo sobre los enfermos y los tristes

Ven Espíritu Santo sobre nuestras heridas y vacíos

Ven Espíritu Santo sobre nuestras familias

Ven Espíritu Santo los corazones duros

Ven Espíritu Santo sobre la comunidad

Ven Espíritu Santo sobre la parroquia

Ven Espíritu Santo sobre mí.

3. ¿Y para qué sirven los dones del Espíritu Santo?

El Espíritu Santo es un don por excelencia y con Él vienen comúnmente los llamados dones que se nos dan para el crecimiento de la vida cristiana.

El Catecismo de la Iglesia Católica nos dice: “La vida moral de los cristianos está sostenida por los dones del Espíritu Santo. Estos son disposiciones permanentes que hacen al hombre dócil para seguir los impulsos del Espíritu Santo”. (CIC 1830).

Hagamos un breve repaso, porque no hay reflexiones de la Vigilia de Pentecostés sin mencionar los dones del Espíritu Santo:

Sabiduría

Es el don de entender lo que favorece y lo que perjudica al proyecto de Dios. Él fortalece nuestra caridad y nos prepara para una visión plena de Dios.

Entendimiento

Es el don que nos permite escrutar las profundidades de Dios, comunicando a nuestro corazón una particular participación en el conocimiento divino, en los secretos del mundo y en la intimidad del mismo Dios.

Consejo

Es el don de saber discernir los caminos y las opciones, de saber orientar y escuchar. Es la luz que el Espíritu nos da para distinguir lo correcto e incorrecto, lo verdadero y lo falso.

Ciencia

Por este don el Espíritu Santo nos revela interiormente el pensamiento de Dios sobre nosotros, pues “nadie conoce lo íntimo de Dios, sino el Espíritu de Dios”.

Fortaleza

Es el don que nos vuelve valientes para enfrentar las dificultades del día a día de la vida cristiana. Nos da perseverancia y firmeza en las decisiones. Los que tienen este don no se amedrentan frente a las amenazas y persecuciones, pues confían incondicionalmente en el Padre.

Piedad

Es el don que el Espíritu Santo nos da para estar siempre abiertos a la voluntad de Dios, buscando siempre actuar como Jesús actuaría.

Temor de Dios

Es el don que nos mantiene en el debido respeto frente a Dios y en la sumisión a su voluntad, apartándonos de todo lo que pueda desagradarle a Él.

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