12. Maria

Con nuestra manera de ser y de pensar, nos resulta difícil de aceptar, incluso de imaginar, lo que le ocurrió a María. Nosotros partimos de los rendimientos, del egoísmo y de la consideración de ser el centro de todo. ¿Podemos imaginarnos que a una muchacha de hoy le ocurriese algo así? Desde luego, si le pasase sería por ser excepcional, pero ¿cómo lo viviríamos los del alrededor?
Ella se quedó asombrada cuando sintió al ángel, no debió de entender gran cosa,… y humildemente señaló soy la esclava del Señor, que se haga según su palabra. Se puso en las manos de Dios, totalmente abandonada a su voluntad, a partir de aquí ya no tenía nada que decir… sólo dejarse llevar por la confianza en que Dios no le podía ocasionar ningún mal.
El resto de su vida, totalmente alejada de los posibles planes o ilusiones que pudiese tener, fue una renuncia total a ser, para hacer lo que Él les había confiado, pasando inadvertida justo en el meollo de la Redención mientras su hijo, Jesús, salvaba a la humanidad.

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